LA FILOSOFÍA
CONCEPTOS
BÁSICOS: FILOSOFÍA
La
filosofía es el arte de observar de distintos ángulos un tema en particular, no
científico, más bien de las
circunstancias de la vida, la existencia del ser humano, la moral, belleza u
otros aspectos de semejante índole.
En
el momento de tener ideas o respuestas diferentes para algunos temas estamos haciendo filosofía, todos lo hacemos,
algunos con mejores fundamentaciones y otros con ideas empíricas basadas en las
reglas e ideas propias de nuestra sociedad o entorno donde nos
desempeñamos. Por ello, podemos tener
mayores oportunidades de expresar nuestras ideas o razones cuando contamos con
un conocimiento básico del tema.
La
filosofía se relaciona con la metafísica, que trata acerca de temas no científicos donde un tema se puede
observar desde diferentes ángulos y perspectivas que en general son
experiencias humanas, vivencias sociales y formas de pensar que dependiendo de
la sociedad o instrucción profesional varían de una a otra persona. No
obstante, a veces puede haber ideas semejantes o decisiones parecidas.
Cabe
mencionar que los problemas metafísicos no tienen solución, porque es libre de
contradicciones y tiene variadas respuestas
que pueden ser correctas, viéndolas desde distintos ángulos. Por
consiguiente, la filosofía se encarga de la reflexión de la metafísica y cada
persona tiene sus creencias e ideas para fundamentar una respuesta y desde
distintas posiciones las puede fundamentar correctamente. No obstante, es
evidente que no hay manera de probar algunas creencias por supuesto, las de
índole metafísica, probar que sean verdaderas y otras falsas, porque todos los
seres humanos tenemos alguna concepción del mundo y la vida, todos tenemos una
filosofía.
En
nuestra actualidad, las personas tenemos necesidades radicales de filosofar y
tenemos que reivindicar nuestro derecho a pensar, examinar y discutir todo
aquello que aparece como indiscutible. Si una visión global es crítica y
consciente, nuestro grado de humanidad será mayor y justificaremos el
privilegio de vivir.
HISTORIA
DE LA FILOSOFÍA
La
filosofía ha cambiado sus direcciones desde la edad antigua hasta la actualidad
y además cuando los filósofos estudian y afrontan problemas, han pretendido
tender hacia la verdad como horizonte. Se plantean los grandes interrogantes
del hombre: el conocimiento, la naturaleza, la estructura del mundo, la
complejidad del ser humano, la libertad y la ética... Creyentes o no, siempre
han intentado establecer un diálogo entre fe y razón, entre filosofía y
teología, entre filosofía y ciencia/cultura... en busca de la verdad y
soluciones a los problemas.
Por
tanto, la historia de la filosofía es ya filosofía: no es mera exposición
histórica/erudita de ideas, sistemas de pensamiento y afirmaciones, sino
búsqueda de planteamientos correctos y soluciones a los problemas, a las
incoherencias, etc.
EDAD
ANTIGUA DE LA FILOSOFÍA
La
filosofía tuvo un impulso de desarrollo a partir del filósofo Tales de Mileto,
en Grecia, Siglo VI a.n.e. surgió como una pretensión de explicación racional
del mundo y la vida, es decir, el mito, ambiguo, oscuro, con muchas
interpretaciones, apareció una escuela de Tales de MIleto, donde la realidad puede consistir en un elemento
físico, material, entre todos los filósofos de aquella época; o puede consistir
en un elemento inmaterial, como las Ideas de Platón. Es preciso señalar que la
búsqueda del arjé (principio y el fin de todo)
fue la primera causa de la realidad, que determinará en adelante una
interpretación de la realidad, que luego determinará las subsiguientes
interpretaciones de lo real. Todos los demás problemas filosóficos estarán, de
alguna manera, subordinados a este. El cambio de orientación en la
investigación filosófica que impondrán los sofistas, dirigiendo sus
investigaciones hacia al lenguaje, el ser humano y la sociedad, no altera la
predisposición a aceptar "ingenuamente", como se ha señalado en
numerosas ocasiones, la existencia de una realidad objetiva, independiente del
ser humano que la piensa, y a la que ha de ceñirse todo lo existente, incluido el
pensamiento mismo.
EDAD
MEDIA DE LA FILOSOFÍA
A
diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado
su reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofía medieval tuvo
como centro de interés a Dios. La filosofía helenística había dado una
orientación práctica al saber, dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre. Es
el caso del estoicismo y del epicureísmo, que habían colocado a la ética en el
vértice del saber. A lo largo de los primeros siglos de nuestra era, el
cristianismo fue creciendo enormemente y
a su vez surgieron otras religiones misteriosas que provocaron la aparición de
otros modelos de felicidad o "salvación individual", que competirán
con los modelos filosóficos. Frente a la inicial hostilidad hacia la filosofía manifestada
por algunos de los primeros padres apologistas cristianos, sus continuadores
encontrarán en la filosofia, especialmente a partir del desarrollo del
neoplatonismo de Plotino, un instrumento útil, no sólo para combatir otras
religiones o sistemas filosóficos, sino también para comprender, o intentar
comprender, los misterios revelados. Surge de ahí una asociación entre
filosofía y cristianismo o, más en general, entre filosofía y religión, que
pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los cristianos, los
musulmanes y los judíos. El tema fundamental de reflexión pasará a ser la
divinidad, quedando subordinada la comprensión e interpretación del mundo, del
hombre, de la sociedad, etc al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. La
fe, que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, tratará de
entrar en diálogo con la razón. La inicial sumisión de la razón exigida por la
fe, dejará paso a una mayor autonomía propugnada, entre otros, por Santo Tomás
de Aquino, que conducirá, tras la crisis de la Escolástica, a la reclamación de
la independencia de la razón con la que se iniciará la filosofía moderna.
EDAD
MODERNA DE LA FILOSOFÍA
Si
la filosofía antigua había tomado la realidad objetiva como punto de partida de
su reflexión filosófica, y la medieval había tomado a Dios como referencia, la
filosofía moderna se asentará en el terreno de la subjetividad. Las dudas
planteadas sobre la posibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad,
material o divina, harán del problema del conocimiento el punto de partida de
la reflexión filosófica. Son muchos los acontecimientos que tienen lugar al
final de la Edad Media, tanto de tipo social y político, como culturales y
filosóficos, que abrirán las puertas a la modernidad, y que han sido
profusamente estudiados. En lo filosófico, el desarrollo del humanismo y de la
filosofia renacentista, junto con la revolución copernicana, asociada al
desarrollo de la Nueva Ciencia, provocarán el derrumbe de una Escolástica ya en
crisis e impondrán nuevos esquemas conceptuales, alejados de las viejas e
infructuosas disputas terminológicas que solían dirimirse a la luz de algún
argumento de autoridad, fuera platónica o aristotélica. De las abadías y
monasterios la filosofía volverá a la ciudad; de la glosa y el comentario, a la
investigación; de la tutela de la fe, a la independencia de la razón.
EDAD
CONTEMPORÁNEA DE LA FILOSOFÍA
Luego
de la filosofía crítica de Kant el Idealismo alemán se convertirá en la
corriente predominante en la Europa continental, a través de Hegel. El
existencialismo de Kierkegaard, tanto como el marxismo y el vitalismo de
Nietzsche serán, en buena medida, una reacción al Idealismo hegeliano que, en
cierto modo, consagra la identificación del yo trascendental kantiano con el Dios
del cristianismo. En Gran Bretaña, el desarrollo del positivismo utilitarista
con Bentham y J.S. Mill se inspira en los principios del empirismo,
distinguiéndose del positivismo "idealista" del francés A. Comte; en
ambos casos, no obstante, se da una preocupación por los temas sociales y por
el bienestar de la humanidad que, aunque en una dirección distinta, compartirán
con el marxismo. Por lo demás, el desarrollo de las ciencias y sus continuos
éxitos hacen tambalear los cimientos de la filosofia, que se ve sometida a
fuertes críticas por parte de los defensores del pensamiento científico, que
encuentran en la ciencia el paradigma del conocimiento verdadero. Hacia finales
del siglo XIX, al desarrollo del historicismo en Alemania, con Dilthey, y del pragmatismo
en los Estados Unidos, con Pierce y W. James, hemos de sumar el desarrollo de
la fenomenología con Husserl. En el siglo XX destacarán además los
representantes del Filosofía Analítica, como Russell y Witgenstein, del
Estructuralismo, como Lévi-Strauss, del Existencialismo, como Sartre, o los de
la Escuela de Frankfurt, como Adorno, Horkheimer y Habermas. Hacia finales de
siglo, destaca la actividad de los filósofos posmodernos y posestructuralistas,
como Jacques Derrida, que renuevan la crítica a las tradiciones filosóficas
desde posiciones muy alejadas de las llamadas metafísicas de la presencia.
LA
LIBERTAD Y LA MORAL
En este punto existe una relación estrecha entre
la libertad y la moral, donde el hombre tiene libertad moral sólo respecto de
aquellas cosas que no está obligado por la moral a hacer o a dejar de hacer. Se
dice que una persona fortalece su libertad de querer cuando su libertad moral
disminuye, ya que las obligaciones y compromisos que tiene es porque él quiso
aceptarlas. Por tanto la libertad de querer y la libertad moral dependen del
hombre.
Por
ejemplo, el profesor no puede dejar de dar clases a sus alumnos (aunque él
quisiera) porque de una u otra forma está obligado a hacerlo y por lo tanto si
él decidió ser maestro tiene que aceptar las normas y sus obligaciones.
Por
ejemplo, una persona es libre de contraer matrimonio o de no hacerlo, pero no
es libre de dar muerte a su padre, de robar o de abandonar a su familia. Una
persona puede tener libertad de coacción para matar a su padre, porque nadie se
lo impide; puede tener libre albedrío, de modo que su voluntad se auto
determine a hacerlo; pero no es, moralmente, libre, pues está obligado por la
ley moral a no hacerlo. En cambio, una persona es libre de estudiar una
determinada profesión, porque la ley moral no le manda ni le prohíbe hacerlo.
Se
dice que una persona fortalece su libertad de querer hacer algo cuando su
libertad moral disminuye, porque existen leyes o normas que se deben seguir,
pero el hombre al escoger su decisión que no siempre debe ser al pie de la
letra como lo dicen dichas reglas, al decidir se aleja más de su libertad
moral.
La
libertad como condición de la experiencia moral
El
concepto de libertad, que la teología moral ha ido elaborando en el transcurso
de los siglos, se presenta como la profundización del sentido que de la
libertad nos ofrece la revelación en un diálogo ininterrumpidocon la tradición
del pensamiento occidental. El problema de la libertad,en efecto es uno de los
problemas centrales de la reflexión filosófica de Europa. La libertad se
considera componente esencial del ser del hombre, ya que da significado a la
existencia y especifica y caracteriza el obrar humano; obrar que, por ser
libre, se hace moral.
Sin
embargo, el término "libertad" asume matices y significados diversos,
con arreglo a las perspectivas dentro de las que se mueve y a las disciplinas a
las que hace referencia.
La
experiencia ética, si bien tiene sus raíces en la situación y se alimenta de
ella emerge de ella y aparece cimentada en la profundidad de la persona. Es
experiencia del valor, pero no como un dato ya dado de antemano, sino como el
objeto de una elección libre que tiende dinámicamente a hacerlo realidad a
través de un proceso ininterrumpido. Es aquí donde tiene su raíz la libertad
moral como tensión continua entre lo que somos y lo que queremos y debemos ser,
entre la situación presente y la vocación que tenemos que hacer realidad. Purificada
de todo elemento accesorio, la experiencia moral se muestra, por consiguiente,
como la correlación perenne e inagotable entre la identidad/ ipseidad íntima
del yo libre y el sentido que éste busca y quiere dar a su propia existencia.
En la t opción moral libre el yo se construye a sí mismo y se proyecta con
arreglo a un ideal axiológico que lo trasciende y al que, más o menos
perfectamente, con mayor o menor éxito, trata de adecuar su propia vida.
LAS
BASES DE LA CONVIVENCIA: ÉTICA Y POLÍTICA
Política
se refiere a la ciudad-estado. Actualmente evoca a los partidos políticos y a
los modos de gobernar. Restrictivamente se refiere a las actividades del poder
para el gobierno de la comunidad, para acceder a ese poder o para conservarlo.
En sentido amplio abarca cualquier conducta que influya en los asuntos
públicos.
Ética se traduce como moral (costumbre). Ambos
términos no son del todo sinónimos, pues la ética se usa para la reflexión
teórica y la moral para la realización práctica. La ética no debe confundirse
con el civismo o con las convenciones sociales. La ética no afecta sólo a las
decisiones individuales, sino que se relaciona también con modelos sociales y
con las normas morales que ofrece.
La
moral política tienen también un fundamento en la Sagrada Escritura, pero de
ella no se desprenden modelos o criterios políticos válidos para realidades o
problemas del mundo actual. El Evangelio no se impone a la voluntad de las
personas ni ofrece recetas o fórmulas automáticas. Lo sagrado no anula lo temporal,
ni el mundo profano puede cerrarse a lo sobrenatural. La técnica política
escapa al mensaje del Evangelio, pero el Evangelio incide sobre la comunidad de
las personas organizada en comunidad política, la cual debe impregnarse de
sentido cristiano.
El
Derecho natural se impone a la conciencia y al ordenamiento jurídico en su
totalidad. Este derecho deriva de la naturaleza, depende del Creador y une al
hombre con la universalidad de la humanidad. Los principios de este derecho son
descubiertos por el conocimiento reflexivo, y la Iglesia los ha ido concretando
a lo largo de los siglos. Unas normas serán de carácter permanente, otras de
duración limitada. Pero ambas deben ser recogidas por el derecho positivo.
Obedeciendo los dictámenes del Derecho natural, se obedece a la ley de Dios. La
revelación no suprime el Derecho natural; por el contrario, lo supone y lo
supera. Así, toda actividad verdaderamente humana es también actividad
cristiana.
La
persona humana, por su condición de “hijo” e imagen de Dios, debe ser
reconocida como preeminente. La comunidad política debe reconocer y respetar la
dignidad humana de sus miembros y la de otras comunidades políticas. Servir a
la comunidad política es en primer término reconocer la dignidad de sus
miembros. También debe cuidarse la dimensión sobrenatural de la persona. Por
esto, la autoridad política debe estar regida por los principios de solidaridad
y de subsidiariedad.
Ni
todos los males sociales se pueden atajar con la ley ni todas las normas éticas
deben transformarse en ley civil. Pueden darse situaciones de conflicto moral
cuando se pretenden evitar males mayores, por lo que será necesaria una
solución política dictada desde la prudencia. Esa solución política no puede
recurrir a medios inmorales y debe ser fiel a valores superiores: el fin no
justifica los medios.